Se acerca el verano y apetecen recetas más fresquitas con las que amenizar los días y las veladas, ¿verdad? Pues no se me ocurre mejor manera de hacerlo que con este guacamole casero, refrescante y delicioso.
La receta que comparto hoy contigo es la receta básica de guacamole que realizo desde que tengo uso de razón y ¡no puede ser más sencilla! El guacamole me encanta, primero, por su versatilidad y, segundo, porque es súuuper fácil de elaborar, no vas a tardar más de 5 minutos.
Su origen se encuentra en México, de la mano de los aztecas. Tradicionalmente el guacamole se preparaba con aguacates, jugo de limón, tomate y chile. Poco a poco se fue transformando la receta y se le añadió cebolla, cilantro y ajo. En la actualidad, existen varias variantes según la zona donde se cocina, pero la base sigue siendo el preciado aguacate.
Lo bueno del guacamole es que nos da un montón de juego. Podemos usarlo en multitud de elaboraciones: puede acompañar tacos, tortas, sándwiches, guisos de estilo mexicano… y podemos presentarlo también como elemento principal, acompañado de unos nachos o crudités de verduras (zanahoria, calabacín, apio, pepino, manzana, etc.).
El guacamole puede presentarse completamente triturado, a modo de salsa, o picado primero y chafado luego con un tenedor, con “tropezones”. Particularmente, me encanta la segunda opción. Presenta, así, un toque rústico particular, que lo destaca en comparación con otros patés vegetales completamente triturados. Además, puedes distinguir mejor el sabor de cada uno de los ingredientes y el resultado tiene más textura. Si prefieres la versión triturada, sólo tienes que pasar todos los ingredientes por la batidora 😉
Para que el guacamole no se nos ennegrezca, tenemos varios trucos:
- Primero, es importante consumirlo fresco, al cabo de 2-3 días ya se nos pondrá feo. Lo conservaremos siempre en la nevera hasta que lo acabemos.
- En el momento de la elaboración, vamos a tener preparado el limón para echarle el chorro de su jugo en el momento en el que cortamos el aguacate y lo disponemos en el bol. El limón ayuda a evitar la oxidación, por eso lo añadimos con rapidez y mejor si es de manera generosa.
- Para su conservación, añadimos al guacamole el hueso del aguacate y lo hundimos en él.
- También va muy bien filmar a ras de piel con film transparente, para que la mezcla no esté en contacto con el aire.
Y, antes de ir a por la receta, quería aprovechar para contarte algunos de los beneficios del aguacate, el auténtico protagonista del guacamole:
- Resulta una fuente muy saludable de grasas monoinsaturadas.
- Es rico en vitamina E y otros minerales y vitaminas (vitamina C, provitamina A, potasio, calcio, magnesio, etc.).
- Reduce los niveles de colesterol “malo” (LDL) y aumenta los niveles de colesterol “bueno” (HDL).
- Es ideal para personas deportistas, embarazadas y personas que necesiten nutrir su organismo con fuentes de energía de buena calidad. No es tan indicado para personas que necesiten depurar.
- A nivel energético, al tratarse de una fruta tropical, refresca, por lo que es más interesante consumirlo cuando las temperaturas empiezan a subir.
Aquí tienes la receta completa de mi guacamole favorito:
Ingredientes (para 3 personas)
- 2 aguacates maduros
- 1 tomate maduro
- 1 trocito de cebolla tierna o cebolla morada picada (yo uso la morada de Figueres), como unas 2 c.s.
- Zumo de 1 limón (5 c.s.)
- Cilantro fresco picado al gusto (o perejil)
- Chile en polvo (opcional), al gusto
- Una pizca de sal marina
- Pimienta negra recién molida
- Un chorrito de AOVE
Elaboración
- Limpiamos el tomate, lo cortamos a cuadraditos pequeños y lo disponemos en un bol mediano.
- Pelamos la cebolla, la picamos bien finita y la añadimos al bol con el tomate.
- Cortamos los aguacates por la mitad, les sacamos el hueso, cortamos cuadraditos con cuidado, sin sacarlo de la piel, y vaciamos su contenido en el bol, con la ayuda de una cuchara. Incorporamos rápidamente el zumo de limón y mezclamos bien.
- Salpimentamos, añadimos el cilantro picado, el chile en polvo y un chorrito de aove. Mezclamos y chafamos un poco con un tenedor, hasta obtener la textura deseada. Mi truco es ser generosa con el aceite y la pimienta, le dan el toque mágico.
- Reservamos en la nevera con el hueso del aguacate dentro y cubierto con film a piel, para evitar que se oxide, tal y como ya te he comentado arriba 😉
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Cuchillo puntilla
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Bol de acero inoxidable
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Tabla de madera de bambú
Para cortar el tomate y la cebolla, una tabla de madera me resulta de lo más cómodo y orgánico. Por eso, es un básico en mi cocina 😉
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