Pudding de chía

Hoy quiero compartir contigo una receta que se puso muy de moda hace algunos años y que, además de ser deliciosa, nos aporta un montón de beneficios para nuestra salud: el pudding de chía.

Para hacer el pudding de chía, la elaboración básica es realmente fácil: sólo tienes que mezclar bien una medida de semillas de chía x 4 o 5 medidas de líquido.

A partir de aquí, te comento algunos trucos para que te quede un pudding de chía perfecto:

  • Utiliza más o menos líquido en función de la textura que prefieras. Usa 4 medidas si te gusta un resultado más firme y 5 (o más) si lo que prefieres es una consistencia más cremosa. A mí, particularmente, me encanta con más líquido, pues es más ligero y cómodo de tomar.
  • Puedes usar cualquier leche vegetal para hacer tu pudding. Quedan bien las que son dulces de manera natural, como la leche de arroz o la leche de avena. Pero si puedes mezclar una leche más densa (como la de coco o de almendras, por ejemplo) con una más ligera (como la de arroz) el resultado es espectacularmente cremoso. Si haces esta combinación, como que la leche de coco (y la de almendras natural, sin edulcorantes) no es tan dulce, probablemente necesitarás añadir una cucharadita de algún endulzante saludable, para acabar de darle el punto justo de dulzor.
  • Además de las leches vegetales, también puedes elaborar tu pudding de chía con algún batido que no se oxide con facilidad (como un batido con mango, plátano o piña, por ejemplo).
  • Cuando hagas la mezcla, bate bien con unas varillas, y ves mezclando especialmente bien durante los 10 primeros minutos. En este tiempo, es cuando la chía suelta su mucílago y de adhiere al líquido que va encontrando. Si no mezclamos bien, se hacen grumos, que luego son mucho más difíciles de deshacer.
  • Una vez pasados estos primeros minutos de mezcla activa, deja reposar en la nevera un mínimo de 30 minutos (y hasta toda la noche, si quieres), para que se asienten bien las semillas. Pasado este tiempo, puedes añadir más líquido si ves que la mezcla ha quedado demasiado espesa y lo quieres más fluido.
  • Decora tu pudding con frutas, compotas y mermeladas caseras, harán que el resultado sea más ligero y fresco. Evita decorarlo con mueslis o frutos secos, queda demasiado denso.
  • Puedes guardar tu pudding hasta 4 días en la nevera e ir sacando a medida que lo necesites. Así pues, es la receta perfecta si te apetece hacer algo de batchcookingsaludable para tu semana.

Para la receta de hoy, te propongo un pudding de chía con cacao y coco, acompañado con compota de pera y fresa. Por supuesto, puedes simplificar la receta tanto como quieras (ya te he comentado más arriba cómo) y puedes versionarla con los ingredientes y las frutas que tengas en casa.

Esta opción me parece muy interesante por varios motivos, pero sobre todo porque nos ayuda a subir las defensas:

  • El omega-3 de las semillas de chía nos proporciona un efecto antiinflamatorio.
  • Las fresas (y las naranjas) son súper ricas en vitamina C.
  • Las peras nos ayudan a mantener las defensas altas.
  • El cacao contiene teobromina, que protege los glóbulos blancos.

Te dejo con la receta de este delicioso pudding de chía:

 

Ingredientes (para 4 personas)

  • ½ taza de semillas de chía (70g)
  • 1 taza y ½ de leche de arroz (375g)
  • una taza de leche de coco de brick (250g). Si no tienes, cambia la leche de coco por más leche de arroz y suprime la cucharada de melaza de arroz.
  • 1 c.s. melaza de arroz
  • 1 c.s. cacao en polvo
  • Para decorar: coco rallado, frutos rojos de tu elección (en mi caso, arándanos, fresas y frambuesas)

Para la compota de frutas:

  • 1 vaso y ½ de fresas limpias y cortadas a trocitos (200g)
  • 1 vaso y ½ de pera pelada y cortada a trocitos (200g)
  • 2 c.s. zumo de naranja (o limón)
  • Una pizca de sal marina

Elaboración

  • Empezamos preparando el pudding de chía. Mezclamos las leches vegetales con la melaza, las semillas de chía y el cacao en polvo en un bol redondo. Batimos bien, dejamos reposar 5 minutos y volvemos a mezclar. Vamos mezclando enérgicamente por tandas durante los 10 primeros minutos y así evitamos que se formen grumos.
  • Vertemos la mezcla en un recipiente hermético y dejamos reposar en la nevera, entre 30 minutos y toda la noche. Una vez pasado el tiempo de reposo, rectificamos de líquido si fuera necesario, ya que la chía siempre va chupando líquido.
  • Mientras el pudding reposa, preparamos la compota. Limpiamos bien las fresas y las cortamos. Pelamos las peras y las cortamos también a trocitos. Colocamos las peras en un cazo con una pizquita de sal marina y un poco de zumo de naranja, para que no se nos enganchen. Dejamos cocer a fuego lento, con tapa, durante 10 minutos, hasta que las peras empiecen a estar un poco blandas. Añadimos las fresas y dejamos cocer 15 minutos más, hasta que las frutas estén bien blandas y empiecen a deshacerse. Trituramos un poco con la ayuda de una batidora de brazo, para que nos quede una crema fina. Reservamos.
  • Servimos vasitos con un poco de compota de frutas en la base, una buena ración de pudding de chía encima y, para decorar, un poco de coco rallado, fresas laminadas y otros frutos rojos.

 

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Si te ha gustado este pudding de chía…

Seguro que te gustan estas propuestas de desayuno que incorporan esta deliciosa y saludable semilla:

¿Compartimos?

Chocolate a la taza de algarroba

Aprovecho que hace unas semanas impartí un taller sobre cocina saludable con algarroba, para el Espai Ebre Km0, del Ajuntament d’Amposta, para compartiros una de las recetas que más triunfaron en la sesión: el chocolate a la taza de algarroba.

Una receta sencilla, rápida y perfecta para cualquier tarde de otoño e invierno, cuando apetece algo calentito que nutra y refuerce. Además, sabes que está hecho con los mejores ingredientes. Así que es muuucho más saludable que el chocolate a la taza convencional: sin lácteos, sin azúcar. Y sólo necesitas 4 ingredientes base (+ algún extra opcional) que fácilmente tendrás en casa.

Antes de empezar con la receta, te quería presentar un poquito a nuestra amiga la algarroba, que es no es más que el fruto del árbol llamado algarrobo. Resulta que desde hace miles de años que ha estado vinculado al paisaje de la costa mediterránea. ¿No tienes memorias, de cuando eras peque, de ir al campo y chupar una vaina de algarroba?

Sí, desde siempre la algarroba ha estado en nuestros campos (los que están más cerquita del mar Mediterráneo). Y, de hecho, España es el país con más producción de algarroba a nivel mundial. Aunque también goza de mucha popularidad en otras partes del mundo, como Argentina, Perú, Marruecos y varios países mediterráneos.

La algarroba pertenece a la familia de las leguminosas, y tiene forma de vaina de color marrón oscuro que contiene, a su vez, una tierna pulpa y las semillas, más duras. Para obtener la harina de algarroba, que es el modo en el que más se suele encontrar la algarroba para consumo humano, se separa la pulpa, se tuesta y se tritura hasta obtener el polvo que conocemos.

Con las semillas, se elaboran otros preparados también muy interesantes, como la goma de garrofín, que actúa como gelificante natural y es conocido en el mercado como E-410.

Propiedades

Lo que, sin duda, me parece más interesante de este fruto es, por un lado, que es local, con lo cual con su elección favorecemos un consumo consciente. Y, por otro lado, sus beneficios para nuestro organismo:

  • Y es que, a diferencia del cacao, la algarroba no contiene teobromina y, por lo tanto, no excita ni resulta adictiva. Es perfecta para toda la familia y, en especial, para los más pequeños de la casa. Si notas que a tu hij@ le excita el cacao/chocolate, te recomiendo que evites el cacao a partir de cierta hora de la tarde y optes por elaboraciones, más suaves, a partir de la algarroba.
  • A diferencia del cacao, no contiene ácido oxálico, que inhibe la absorción de hierro y calcio.
  • Además, la algarroba es muy baja en grasas, en comparación con su compañero el cacao. Ideal para quien siga una dieta pobre en grasa.
  • También es muy rica en taninos, con lo cual tiene un gran poder astringente. Perfecto para casos de gastroenteritis y diarreas.
  • Su sabor es dulce, con lo cual no necesitaremos añadir tanto endulzante como si usáramos cacao en polvo. Puedes utilizarla como sustituto del cacao en cualquier receta. Sólo te recomiendo empezar con menos cantidad de dulce e ir añadiéndole el endulzante poco a poco, hasta encontrar su punto.

Hoy empezamos con una receta bien sencilla para ir familiarizándonos con ella, si es que aún no la conoces:  el chocolate a la taza, un «chocolate caliente» a base de algarroba, ideal para estos días tan fresquitos 😉 Funciona de maravilla como merienda, es vegana, sin gluten, sin edulcorantes refinados. Y además con todos los beneficios de la algarroba (por supuesto, también la puedes hacer cambiando la harina de algarroba por cacao en polvo puro).

Pues bien, te dejo con la receta de este delicioso chocolate a la taza:

Ingredientes (para 3 personas)

  • 2 tazas de bebida vegetal de arroz (500 gr)
  • dos cucharadas de harina de arroz integral (20 gr)
  • 2 cucharadas de harina de algarroba (20 gr)
  • Una pizca de canela en polvo o una rama de canela en rama
  • de una a dos cucharadas de melaza de arroz (25-50 gr)
  • Nata de coco (opcional) a partir de una lata de leche de coco ecológica para decorar, o bien un poco de chocolate negro eco laminado

Elaboración

  • Si queremos preparar nata de coco, tendremos que poner la lata de leche de coco a la nevera la noche anterior. Así se separa la parte sólida de la parte líquida.
  • Para preparar la algarroba a la taza, empezamos poniendo a calentar una taza y media de bebida vegetal en un cazo, al fuego.
  • Mientras tanto, mezclamos en un bol la media taza de bebida de arroz que quedaba, la harina de arroz, la harina de algarroba, la melaza y la canela. Y lo batimos todo con las varillas.
  • Cuando la leche del cazo empiece a hervir, introducimos la mezcla que tenemos en el bol. Y vamos mezclando con las varillas, hasta que empiece a hervir y espesar. Dejamos hervir a fuego suave mientras vamos removiendo durante unos 2 minutos. Apagamos el fuego y servimos.
  • Si vamos a decorar con nata de coco, sacamos la lata de la nevera. Ponemos la parte sólida (la de arriba) en un bol, y batimos con unas varillas o, si tienes unas varillas eléctricas, mucho mejor con ellas, hasta formar una nata montada. Si preferimos decorar con chocolate, simplemente tenemos que hacer las láminas con un cuchillo, cortando bien finito el chocolate.

Observaciones

  • Puedes cambiar la bebida de arroz por cualquier leche vegetal de tu agrado. En este caso, posiblemente tendrás que ajustar la cantidad de dulce que añades a tu algarroba a la taza. Y es que la leche de arroz es bastante más dulce que otras, como la de avena o la de soja natural.
  • Puedes cambiar la canela en polvo por chile en polvo o la raspadura de media vaina de vainilla. A mí, personalmente, me encanta el chocolate con chile 🙂
  • También puedes cambiar la melaza de arroz por tu endulzante favorito. Te recomiendo este en particular porque es muy suave y bastante equilibrado. Si usas, por ejemplo, sirope de ágave, tendrás que utilizar mucha menos cantidad, porque su poder endulzante es enorme.

 

Para este chocolate a la taza, te puede interesar…

Batidor de varillas

Este batidor de varillas de silicona platino, de la marca Lurch, es una gran opción, porque el material es seguro, y es muy cómodo de usar y limpiar. Lo puedes encontrar en Conasi aquí y tendrás un 5% de descuento con el código CNS-NATURALMENTE.

Cacerola Terracotta

Amercook es una marca en quien confío plenamente. Porque sus ollas y sartenes están fabricadas con materiales ecológicos y sin PFOA. Esta que te enlazo aquí es el modelo pequeño, de 20 cm de diámetro, indicado para todo tipo de cocinas incluso inducción.

Bol de acero inoxidable

Me gustan los boles de acero inoxidable porque son libres de tóxicos y mucho más cómodos de manejar que los de vidrio. Por eso, para cocinar uso boles de acero inoxidable, como estos de «A slice of green», fabricados en acero inxocidable de la mejor calidad — los puedes encontrar aquí. Y, para servir, prefiero un bonito bol de cristal, como este de aquí.

Y si te ha gustado este chocolate a la taza…

Seguro que te van a gustar estas recetas dulces y a base de cacao. Te recuerdo que puedes cambiar el cacao por algarroba siempre que quieras ;):

 

¿Me echas una mano y compartimos la receta? 😉

Galletas caseras de avena, arándanos y nueces

Hace unas semanas que me apetecía un montón compartir también contigo esta receta que preparé para un grupo de mujeres hermosas en uno de mis retiros y que os dejó encantadas: las galletas caseras de avena, nueces y arándanos.

La verdad es que tenía muchas ganas de encontrar un ratito para ponerme a escribir y a sacar las fotos, porque, sinceramente, es una de esas recetas que cuando la encuentras… bueno, simplemente sabes que has encontrado LA RECETA de galletas de avena.

Durante mucho tiempo he estado haciendo pruebas con galletas a base de avena y plátano. Son rápidas de hacer, te requieren pocos ingredientes y de calidad. Pero siempre me salían demasiado pegajosas o no me acababa de gustar la textura.

Estas, sin embargo, inspiradas en una receta de Lole Salas (@datesandavocados), son diferentes a todas las demás. Sí que vas a necesitar unos cuantos ingredientes más que en la versión fácil de “avena + plátano” (10, en total), pero merece la pena, ya verás.

En estas galletas encontrarás:

  • El punto de crujiente que necesitas, de las nueces.
  • Cremosidad, gracias al aceite de coco.
  • Dulce natural, del plátano y los dátiles. ¿Qué mejor que la propia fruta para endulzar nuestras elaboraciones?
  • Aromas tropicales, gracias al coco rallado.
  • Frescura de los arándanos, que aportan balance a un postre de horno.
  • Consistencia, gracias a los copos de avena y las semillas de chía.

Así que sí, tenemos 10 ingredientes pero te aseguro que cada uno de ellos tiene su función y inciden espectacularmente bien en el resultado.

Te dejo con la receta para que lo compruebes por ti mism@:

Ingredientes (para 12 galletas)

  • 1 taza y ½ copos de avena
  • ¼ taza nueces troceadas
  • ¼ taza coco rallado
  • Una pizca de sal marina
  • ¼ taza leche vegetal (de avena o de arroz)
  • 2 c.s. chía
  • 1 plátano
  • 6 dátiles
  • 3 c.s. aceite de coco
  • ½ taza arándanos frescos (o ¼ de taza de arándanos secos)

 

Elaboración

  • En un vaso, ponemos la leche vegetal junto con las 2 cucharadas de chía, y dejamos reposar unos 10 minutos.
  • En el vaso de la batidora, introducimos el plátano, los dátiles, el aceite y la bebida vegetal con la chía, y batimos bien.
  • Incorporamos el coco, la avena, una pizca de sal, las nueces y los arándanos. Y volvemos a batir, pero esta vez a velocidad media y durante menos tiempo (queremos que nos quede algún grumito, para notar los trozos de copos de avena, las nueces y los arándanos).
  • Dejamos reposar la masa durante 20 minutos.
  • Mientras tanto, calentamos el horno a 170ºC con ventilación (o a 180ºC si no tenemos ventilación). Cubrimos una bandeja de horno con papel parafinado.
  • Nos mojamos las manos con un poco de agua, vamos dando forma a las galletas y las colocamos encima de la bandeja.
  • Horneamos 10 minutos por un lado y 10 minutos por el otro. Hasta que las galletas estén ligeramente doradas por ambos lados.
  • Dejamos reposar y tomamos a temperatura ambiente.
  • Las podemos guardar hasta 4-5 días en la nevera, en un tarro hermético.

 

¡Espero que las disfrutéis!

 

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Y, si te gustan las recetas con avena y chía, seguro que te van a encantar estas deliciosas recetas:

 

¿Me ayudas a compartir la receta?