
Hace más de un año de mi viaje iniciático a Indonesia y, aunque la cultura y gastronomía de este país me fascinaron muchísimo, aún tenía pendiente de publicar un artículo sobre la experiencia gastronómica balinesa.
¿El por qué de la tardanza? Quizás precisamente por efecto de la misma fascinación que me causó: necesitaba de un proceso de interiorización de los sabores, los ingredientes y sus usos particulares, pero, sobre todo, necesitaba de la integración de lo aprendido en mi ser y en mis hábitos culinarios. Y es que, sin duda, Bali deja huella. Una huella que se refleja a día de hoy en mi cocina, en la tendencia, en el color, en la nostalgia del sabor de un país mágico.
Me quedé en Bali cerca de un mes, tiempo en el que pude descubrir sus cálidos paisajes y gentes, su característico estilo de vida y su gastronomía local. Aunque me hubiera quedado mucho más tiempo – y espero que la vida me traiga de nuevo por estas islas – tuve la oportunidad de disfrutar de lo que andaba buscando y me pude hacer una idea de la gastronomía balinesa, sus ingredientes y sus procedimientos básicos.
Ingredientes básicos
Al tratarse de una isla tropical, en Bali abundan las frutas y verduras frescas, que encontraréis en cualquier mercado (muy recomendable visitar el mercado de Ubud a las 6 de la mañana, es el momento en el que es frecuentado por los locales, ¡todo un espectáculo!) y que podréis degustar también en forma de batidos en los bares y cafeterías especializados en zumos (están muy ricos y son súper cremosos).
El arroz es un alimento vital para la isla, además de jugar un papel muy importante en las ceremonias, y se cultiva por todas partes en las famosas terrazas. Es delicioso siempre, tanto si se usa como ingrediente principal (en el nasi goreng o arroz frito, por ejemplo), como si se sirve de acompañamiento, blanco, junto con otras elaboraciones más jugosas y picantes (verduras, pescados, carnes… con salsas especiadas, de curris, jengibres, chiles, tamarindo, etc.). Particularmente, me encantó el nasi goreng que sirven en la mayoría de los warungs (establecimientos locales donde se sirve comida tradicional), es un clásico que nunca falla.
Warungs
En los warungs, de hecho, vais a poder degustar todo tipo de clásicos indonesios y balineses. Y, aunque la calidad de los mismos varía mucho según quien lo regenta, en general es un gran sitio para comer, cenar y desayunar platos salados (como hacen los locales) por un precio estupendo (¡puedes llegar a comer por un euro!). Eso sí, en este tipo de locales no pidáis comida cruda (por precaución) y bebed siempre agua embotellada (en los warungs y en toda Indonesia en general).
Personalmente, me hice muy fan de algunos de los warungs de la zona donde estuve instalada más tiempo (en Udayana o en Nua Dua, por ejemplo) y hasta me enseñaban a hablar indonesio (en gran parte porque ni entendían ni hablaban ni papa de inglés). Pero no os dejéis intimidar por este factor sin importancia, su actitud abierta y sus buenas maneras harán que nunca os quedéis con hambre ni con una sonrisa.
Proteínas y otras especialidades
Sobre los ingredientes tradicionales, debemos destacar también la soja y sus productos derivados, como el tempeh (originario de la misma Indonesia), el tahu (tofu) o la salsa de soja, que se utiliza como condimento en múltiples elaboraciones. Lo más interesante del tema es que, si sois amantes de estas proteínas vegetales, allí vais a alucinar.
El tofu es sedoso, suave, absorbe todo el sabor, se digiere bien… vaya, una maravilla, y nada que ver con el de aquí. Y, sobre el tempeh, sólo puedo decir que os preguntaréis cómo es que no habéis ido antes para allí. Es una auténtica maravilla. Simplemente delicioso. Lo sirven a la plancha, en tempura… pero sin duda os recomiendo el sambel goreng tempe (tempeh frito con salsa de soja dulce), que encontraréis en la mayoría de warungs. Es crujiente y con salsa a la vez, picante, salado y dulce. Increíble.
En cuanto al tofu, os recomiendo probar el de Bumbu Bali Cooking School (en Nusa Dua). Un elegante restaurante que combina su actividad con las clases de cocina impartidas por el chef, escritor y propietario Heinz von Holzen, y que sirve un excepcional tofu artesano y relleno de pescado, gambas y especias, frito en tempura. Recuerdo que escribí en mi diario que era el mejor tofu que he probado en mi vida. Y, a día de hoy, no puedo decir lo contrario.
Hay otras especialidades, por supuesto, de origen animal. Carnes (excepto ternera y buey, que no se comen por religión) y pescado. El pescado lo encontraréis muy fresco en la zona de playa, pero si estáis en el interior mejor que os olvidéis de él. El fish market de Jimbaran es un sitio estupendo si te gusta lo auténtico y el pescado fresquísimo. Se puede comprar el producto allí mismo y te lo cocinan en alguno de los restaurantes de los alrededores. Una experiencia que os recomiendo al 100%.
Opciones healthies y plant based
Y, ya para acabar, no querría terminar sin hacer especial mención al veganismo, vegetarianismo y cultura de lo orgánico en Bali. Por una parte, al tratarse de un lugar con un clima tan cálido, la cultura gastronómica está, naturalmente, adaptada al lugar y sus elaboraciones son frescas y mayormente plant based, con lo cual resulta muy sencillo comer vegetariano, incluso vegano, en todo tipo de establecimientos. Además, incluso la gente que no habla inglés conoce la palabra vegetarian, algo que simplifica en gran medida la comunicación intercontinental.
Por otra parte, en Bali existe una cultura de lo healthy y lo orgánico que no deja de sorprenderme. Lugar de retiros y clases de yoga por excelencia, la cultura occidentalizada de Ubud se ha extendido por todo el sur de la isla y no es difícil encontrar, incluso fuera de la capital yogi, multitud de locales especializados en comida orgánica.
En Ubud está plagado, y se encuentran verdaderas delicias: desde sitios cool para hacer un brunch molón, hasta locales más clásicos con elaboraciones cuidadas como es el caso de Sopa Warung, el primo hermano de los restaurantes Sopa de Barcelona y Madrid, donde hacen unas croquetas de okara[1] riquísimas. Fuera de Ubud, os recomiendo el Buddha Soul (en la zona de Uluwatu), un sitio donde comer healthy cuando echas de menos la comida occidental – y cuando te derrites por un delicioso cheesecake, los tienen de un montón de sabores, todos brutales.
Conclusiones
En definitiva, si algo tiene Bali, es una oferta gastronómica interesantísima basada en la tradición y la cultura local, pero que se abre a la vez a nuevas propuestas sin perder su propia identidad. Productos locales, alimentos simples, amor por el sabor genuino… constituyen una riqueza que se mantiene, por suerte, a pesar de la masificación del turismo durante las últimas décadas, y esperamos que así se mantenga durante mucho más tiempo. Y es que el legado culinario, al fin y al cabo, no es nada más que un ápice, una manifestación más, de la riqueza de un pueblo que tiene muchísimo que enseñarnos, pues su sabiduría y filosofía de vida nos muestran que han entendido lo que es la verdadera felicidad. Y esto, sin duda, es una gran lección de vida.
Terima kashi
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[1] Pulpa de soja extraída durante el proceso de elaboración de la bebida de soja.
Muy buen articulo .
muchas gracias Pedro 🙂