Pudding de chía

Hoy quiero compartir contigo una receta que se puso muy de moda hace algunos años y que, además de ser deliciosa, nos aporta un montón de beneficios para nuestra salud: el pudding de chía.

Para hacer el pudding de chía, la elaboración básica es realmente fácil: sólo tienes que mezclar bien una medida de semillas de chía x 4 o 5 medidas de líquido.

A partir de aquí, te comento algunos trucos para que te quede un pudding de chía perfecto:

  • Utiliza más o menos líquido en función de la textura que prefieras. Usa 4 medidas si te gusta un resultado más firme y 5 (o más) si lo que prefieres es una consistencia más cremosa. A mí, particularmente, me encanta con más líquido, pues es más ligero y cómodo de tomar.
  • Puedes usar cualquier leche vegetal para hacer tu pudding. Quedan bien las que son dulces de manera natural, como la leche de arroz o la leche de avena. Pero si puedes mezclar una leche más densa (como la de coco o de almendras, por ejemplo) con una más ligera (como la de arroz) el resultado es espectacularmente cremoso. Si haces esta combinación, como que la leche de coco (y la de almendras natural, sin edulcorantes) no es tan dulce, probablemente necesitarás añadir una cucharadita de algún endulzante saludable, para acabar de darle el punto justo de dulzor.
  • Además de las leches vegetales, también puedes elaborar tu pudding de chía con algún batido que no se oxide con facilidad (como un batido con mango, plátano o piña, por ejemplo).
  • Cuando hagas la mezcla, bate bien con unas varillas, y ves mezclando especialmente bien durante los 10 primeros minutos. En este tiempo, es cuando la chía suelta su mucílago y de adhiere al líquido que va encontrando. Si no mezclamos bien, se hacen grumos, que luego son mucho más difíciles de deshacer.
  • Una vez pasados estos primeros minutos de mezcla activa, deja reposar en la nevera un mínimo de 30 minutos (y hasta toda la noche, si quieres), para que se asienten bien las semillas. Pasado este tiempo, puedes añadir más líquido si ves que la mezcla ha quedado demasiado espesa y lo quieres más fluido.
  • Decora tu pudding con frutas, compotas y mermeladas caseras, harán que el resultado sea más ligero y fresco. Evita decorarlo con mueslis o frutos secos, queda demasiado denso.
  • Puedes guardar tu pudding hasta 4 días en la nevera e ir sacando a medida que lo necesites. Así pues, es la receta perfecta si te apetece hacer algo de batchcookingsaludable para tu semana.

Para la receta de hoy, te propongo un pudding de chía con cacao y coco, acompañado con compota de pera y fresa. Por supuesto, puedes simplificar la receta tanto como quieras (ya te he comentado más arriba cómo) y puedes versionarla con los ingredientes y las frutas que tengas en casa.

Esta opción me parece muy interesante por varios motivos, pero sobre todo porque nos ayuda a subir las defensas:

  • El omega-3 de las semillas de chía nos proporciona un efecto antiinflamatorio.
  • Las fresas (y las naranjas) son súper ricas en vitamina C.
  • Las peras nos ayudan a mantener las defensas altas.
  • El cacao contiene teobromina, que protege los glóbulos blancos.

Te dejo con la receta de este delicioso pudding de chía:

 

Ingredientes (para 4 personas)

  • ½ taza de semillas de chía (70g)
  • 1 taza y ½ de leche de arroz (375g)
  • una taza de leche de coco de brick (250g). Si no tienes, cambia la leche de coco por más leche de arroz y suprime la cucharada de melaza de arroz.
  • 1 c.s. melaza de arroz
  • 1 c.s. cacao en polvo
  • Para decorar: coco rallado, frutos rojos de tu elección (en mi caso, arándanos, fresas y frambuesas)

Para la compota de frutas:

  • 1 vaso y ½ de fresas limpias y cortadas a trocitos (200g)
  • 1 vaso y ½ de pera pelada y cortada a trocitos (200g)
  • 2 c.s. zumo de naranja (o limón)
  • Una pizca de sal marina

Elaboración

  • Empezamos preparando el pudding de chía. Mezclamos las leches vegetales con la melaza, las semillas de chía y el cacao en polvo en un bol redondo. Batimos bien, dejamos reposar 5 minutos y volvemos a mezclar. Vamos mezclando enérgicamente por tandas durante los 10 primeros minutos y así evitamos que se formen grumos.
  • Vertemos la mezcla en un recipiente hermético y dejamos reposar en la nevera, entre 30 minutos y toda la noche. Una vez pasado el tiempo de reposo, rectificamos de líquido si fuera necesario, ya que la chía siempre va chupando líquido.
  • Mientras el pudding reposa, preparamos la compota. Limpiamos bien las fresas y las cortamos. Pelamos las peras y las cortamos también a trocitos. Colocamos las peras en un cazo con una pizquita de sal marina y un poco de zumo de naranja, para que no se nos enganchen. Dejamos cocer a fuego lento, con tapa, durante 10 minutos, hasta que las peras empiecen a estar un poco blandas. Añadimos las fresas y dejamos cocer 15 minutos más, hasta que las frutas estén bien blandas y empiecen a deshacerse. Trituramos un poco con la ayuda de una batidora de brazo, para que nos quede una crema fina. Reservamos.
  • Servimos vasitos con un poco de compota de frutas en la base, una buena ración de pudding de chía encima y, para decorar, un poco de coco rallado, fresas laminadas y otros frutos rojos.

 

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Si te ha gustado este pudding de chía…

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Croquetas de espinacas veganas

Hoy quería compartir contigo la mejor receta que he elaborado jamás de croquetas de espinacas veganas, tiernas por dentro y bien crujientes por fuera 😊 Es una elaboración perfecta para un día en que te apetezca cocinar y darte un homenaje, ya que están de vicio. Y son especiales por varios motivos:

  • Están hechas al horno, con lo cual no resultan demasiado grasas.
  • Son veganas, así que son mucho más ligeras que las convencionales, elaboradas con bebida de arroz en vez de leche de vaca.
  • Son saludables, al estar elaboradas con verduras y cereales integrales como base.
  • No tienen gluten, pues me encanta utilizar harina de arroz integral para la bechamel y el rebozado es de polenta.
  • Son fáciles de montar, ya que su textura es muy agradable, ni demasiado espesas ni demasiado líquidas.
  • Las puedes congelar una vez rebozadas y antes de cocinar, y así las disfrutas cuando más te apetezca.

Empecé a elaborar croquetas veganas saludables hace varios años, y siempre lo hacía con una base muy parecida a las de las hamburguesas vegetales; es decir, mezclando arroz integral o mijo cocido con las verduras bien salteadas, y esta era mi base. El mijo, por ejemplo, es ideal para elaborar todo tipo de hamburguesas, croquetas y albóndigas, porque su sabor es bastante neutro y nos aporta una textura espesante brutal, que une todo el conjunto.

Por norma general, si elaboramos una mezcla suficiente cremosa y sabrosa, el resultado está más que bien con este método. Pero siempre acababa echando de menos el gusto más tradicional de la bechamel para las croquetas, ya que justo en este punto sentía que debían diferenciarse de otras elaboraciones.

Por otro lado, elaborar las croquetas solo con bechamel junto con las verduras escogidas tampoco no me acababa de convencer porque, aunque el gusto fuera muy parecido al original, me faltaba un poco de consistencia y densidad.

Por eso, hacía tiempo que me rondaba por la cabeza preparar unas croquetas en las que se aunasen las virtudes de la bechamel + la cremosidad del mijo. Y así surgieron estas croquetas de espinacas que te propongo hoy: elaboradas con una buena base de cebolla pochada, que le confiere un montón de sabor, con mijo, con una bechamel bien espesa (de harina de arroz integral y bebida de arroz), y, por supuesto, con las espinacas frescas y salteadas, que aportan el toque especial a estas deliciosas croquetas.


Así pues, si estás buscando una receta saludable, sin gluten y vegana, para tus croquetas de espinacas, esta es tu receta:

Ingredientes (para unas 30 croquetas)

  • 4 cebollas (600g de cebolla sin limpiar)
  • 1 manojo de espinacas frescas (230g limpias)
  • 4 c.s. piñones o nueces (40g)
  • 2 c.s. levadura nutricional
  • ½ vaso de mijo (100g) + 1 vaso y ½ de agua (375g)
  • ½ vaso harina de arroz integral (60g)
  • 1 vaso de bebida de arroz (250g)
  • Sal marina y pimienta negra recién molida al gusto
  • un chorrito de aove
  • Polenta o sémola de arroz para rebozar

Elaboración

  • Pelamos las cebollas, las picamos a cuadraditos finos y lo pochamos muy bien en una sartén, con bastante aceite, hasta que queden completamente doradas.
  • Mientras tanto, cocemos el mijo en un cazo a parte: incorporando el mijo limpio y 3 medidas de agua (½ vaso de mijo x 1 vaso y ½ de agua) y una pizca de sal. Ponemos el fuego al máximo, tapamos y, cuando empiece a hervir, bajamos el fuego al mínimo y calculamos 25 minutos. Apagamos el fuego y reservamos el mijo en un bol, dejando que se enfríe.
  • Cuando la cebolla esté bien doradita, añadimos las espinacas, ligeramente picadas, y salteamos unos minutos más.
  • En la sartén de las cebollas y espinacas, incorporamos la harina, dejamos dorar un minuto, y añadimos la leche vegetal poco a poco, mientras removemos. Añadimos los piñones picados y la levadura nutricional. Apagamos el fuego y vertemos la mezcla de verduras al mijo. Rectificamos de sal y pimienta y mezclamos bien hasta obtener una masa manejable. Dejamos enfriar.
  • Preparamos una bandeja de horno cubierta con papel parafinado y un plato con un poco de sémola de maíz (polenta) para rebozar.
  • Con las manos limpias y húmedas (te recomiendo tener a mano un bol con agua para irte mojando las manos a medida que hacemos las croquetas), vamos haciendo las croquetas: hacemos la forma, las rebozamos en la polenta, quitamos el exceso de rebozado y las colocamos en la bandeja.
  • Precalentamos el horno a 220ºC. Echamos un chorrito de aceite en las croquetas. Horneamos 10 minutos por cada lado, hasta que estén doraditas y crujientes.

Para estas croquetas de espinacas, te puede interesar…

Olla SKK

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Tabla de madera de bambú

Para cortar la cebolla y las espinacas y cualquier fruta y verdura, una tabla de madera me resulta de lo más cómodo y orgánico. Por eso, es un básico en mi cocina 😉

Esta de Conasi me encanta porque está elaborada con madera de bambú, que resulta resistente, antimicrobiana y biodegradable. Acuérdate de que tienes un 5% de descuento en todas tus compras con el código CNS-NATURALMENTE.

Lámina de silicona para hornear

La solución para no tener que usar papel de horno cada vez. Sin duda, será una de mis próximas adquisiciones. Es perfecta como base para nuestra receta, para que nuestra masa no se enganche a la bandeja del horno.

Te enlazo a esta que puedes encontrar en Conasi. Y recuerda que tienes un descuento del 5% por venir de mi parte con el código CNS-NATURALMENTE.

Y, si te han gustado estas croquetas de espinacas…

Te recomiendo que le eches un vistazo a estas otras ideas para hamburguesas y albóndigas vegetales y otros idilios 😉 :

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Crema de champiñones

Hoy quiero compartir contigo una receta súper deliciosa, muy fácil de elaborar e ideal para subir nuestras defensas: la crema de champiñones. Esta es una de mis cremas favoritas, pues los champiñones aportan un gusto espectacular a esta receta. Además, es una de las cremas más rápidas que conozco, ya que los champiñones se cuecen enseguida, con lo cual es la crema perfecta para los días en los que no nos apetece pasarnos demasiado tiempo en la cocina.

Para apoyarte y hacer tribu (virtual) en estos días tan extraños que estamos viviendo, me apetece compartir contigo una receta que cumpla con estas 3 condiciones: primero, que suba las defensas de manera natural; segundo, que sea fácil de elaborar, sin grandes complicaciones; y, finalmente, que los ingredientes sean fáciles de encontrar. Y, por supuesto, esta deliciosa crema de champiñones cumple con estos requisitos 😊

Para reforzar nuestro sistema inmune y mantenernos lo más fuertes posibles, es momento de:

 

  • Hidratarnos con caldos vegetales calientes, sopas, añadiendo miso o tamari eco al final de nuestras elaboraciones.
  • Introducir más alimentos que refuerzan el sistema inmune: setas, shiitake, jengibre, cebolla, ajo, nabo, raíces de toda clase, peras, equinácea, verduras de hoja verde y verduras naranjas, jalea real, propóleo…
  • Reforzarnos con ingredientes ricos en vitamina C: perejil, pimientos, coles, brócoli y crucíferas, cítricos.
  • Mantener una flora bacteriana saludable con probióticos a diario: chucrut, encurtidos caseros, kéfir, yogures ecológicos, miso y tamari sin pasteurizar, amazake…
  • Evitar lácteos, harinas refinadas, azúcar y productos procesados.
  • Hacer ejercicio y dormir bien.

Si te interesa el tema, te enlazo al siguiente artículo de Carla Zaplana en la revista CuerpoMente, donde desarrolla el tema con más profundidad.

A nivel específico, los champiñones son muy interesantes por su sabor y textura (me ayudan a aportar el toque mágico a un montón de recetas vegetarianas), son diuréticos, ayudan a evitar la retención de líquidos, son depurativos y a la vez suben las defensas. Así que son perfectos para la receta de hoy 😊

Si quieres descubrir todos los trucos para conseguir una crema de verduras perfecta, te enlazo a la receta de mi crema de coliflor y champiñones, donde vas a encontrar el paso a paso detallado y un montón de consejos y recursos para unas cremas de rechupete.

Te dejo a continuación con la receta de crema de champiñones:

 

Ingredientes (para 2 – 3 personas)

 

  • 1 cebolla mediana
  • 400g champiñones limpios
  • 3 dientes de ajo
  • 1 c.p. tomillo
  • Sal marina y pimienta negra al gusto
  • Un chorrito de AOVE
  • 1 taza de bebida de avena
  • De 1 a 2 tazas de agua (en función del fuego y tu gusto)
  • Para decorar: un par de cucharadas de yogur de soja ecológico

 

Elaboración

 

  • Pelamos la cebolla y los ajos y lo cortamos todo en juliana. En una cazuela, salteamos primero los ajos con un chorrito de AOVE y justo a continuación añadimos la cebolla. Dejamos pochar durante unos 8 minutos, a fuego medio y sin tapa.
  • Limpiamos los champiñones y los laminamos. Subimos el fuego y añadimos las setas, mezclamos de vez en cuando. Cuando se haya evaporado el agua que sueltan los champiñones y estén un poco doradas las verduras, salpimentamos, añadimos el tomillo, la bebida de avena y 1 taza de agua y dejamos que hierva todo, a fuego medio, durante unos 5 minutos más.
  • Trituramos, añadimos el resto del agua (si es necesario), y servimos decorando con un poco de yogur de soja eco, una pizca de pimienta negra recién molida, un poquito de tomillo y un chorrito de aove.

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Vitamix Ascent 2500i

La auténtica responsable de que las cremas de verduras nos queden tan finas. La Vitamix es una batidora perfecta para triturar todo lo que se te antoje, ideal para la receta de hoy, pues el resultado es extra cremoso. Es la batidora, con diferencia, que más finos deja los batidos y las cremas 😉 Puedes encontrarla en Conasi aquí.

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Y si te ha gustado esta crema de champiñones…

Te animo a echarle un vistazo a estas otras cremitas vegetales con las que deleitar tu paladar y el de los tuyos. Cremas de:

¿Compartimos la receta?

Galletas de Navidad

Galletas de Navidad estilo gingerbread, de jengibre, saludables y sin gluten

La Navidad ya está aquí y este año quiero compartir contigo la receta que estoy preparando para regalar a mis seres queridos durante nuestros encuentros familiares: estas deliciosas galletas de Navidad al estilo gingerbread, de jengibre y especias, saludables, sin azúcares refinados y sin gluten.

Las galletas de Navidad son todo un clásico, especialmente en hogares del norte de Europa. Su origen hay que buscarlo en el pan de especias, que con el tiempo dio lugar a las galletas en forma de hombrecitos de pan de jengibre (y otras formas decorativas) y a las casas de pan de jengibre.

La receta tradicional se elabora con mantequilla, huevo, harina blanca, azúcar, melaza de caña, mezcla de especias (canela, jengibre, clavo y, opcionalmente, nuez moscada) y levadura y/o bicarbonato. También suele realizarse una cobertura con azúcar glas y leche, con la cual se pintan los detalles (botones, ojos y sonrisa) a las galletas.

Para nuestra receta, he optado por una cobertura de chocolate negro ecológico, con un 70% mínimo de cacao, porque me parece una opción mucho más saludable. Además, me encanta cómo combina el chocolate con el sabor de las especias.

En cuanto a la base de nuestras galletas de Navidad, utilizamos aceite de coco en vez de mantequilla, azúcar de coco eco en vez de azúcar refinado, mantenemos el huevo (ecológico), optamos por una mezcla de harinas sin gluten integrales (de arroz integral, de trigo sarraceno y de maíz ecológica), e incorporamos melaza de arroz o melaza de caña ecológica. En la receta más extendida, se utiliza melaza de caña, que le aporta el típico color oscuro. A mí me gusta mucho más utilizar melaza de arroz, pero si quieres ir a por la versión tradicional, con más carácter, te recomiendo escoger una melaza de caña que sea ecológica y mezclarla con la melaza, pues así tendremos un resultado más suave y agradable a todos los paladares.

También he reducido considerablemente la cantidad de azúcar y melaza de las recetas más convencionales, pues prefiero que el resultado no sea excesivamente dulce y que se potencie el sabor natural de las especias y harinas integrales.

Después de varias pruebas, puedo decirte que estas galletas de Navidad me encantan porque:

  • Son ligeramente crujientes por los lados y suaves por el centro, y se deshacen en la boca.
  • No requieren de ingredientes extraños, la mayoría los encuentras en tu despensa habitual.
  • Resultan mucho más saludables que en la versión original y no son para nada empalagosas.
  • Son libres de gluten.
  • Saben a gloria, son aromáticas y con carácter.
  • Son muy fáciles y divertidas de elaborar, especialmente con los más pequeños de la casa.
  • Resultan perfectas para merendar, como postre o para mojar en un vaso de leche de arroz o avena calentita.
  • Calientan, nutren y reconfortan durante los días de frío, y estimulan la circulación gracias a la mezcla de especias calientes.

Te dejo con esta deliciosa receta de galletas de Navidad, para que las disfrutes con toda la familia:

 

Ingredientes (para 2 bandejas de galletas)

  • ½ taza de aceite de coco, derretido (105g)
  • ½ taza de azúcar de coco (65g)
  • ¼ taza de melaza de arroz o bien una mezcla de melaza de caña ecológica y melaza de arroz (70g) [no me gusta usar los 70g de melaza de caña porque resulta demasiado fuerte en sabor, por eso mejor sólo melaza de arroz o una mezcla de ambos 😉 ]
  • 1 huevo grande eco
  • 2 c.p. jengibre molido
  • 2 c.p. canela en polvo
  • ½ c.c. clavos molidos
  • Una pizca de sal marina
  • 1 taza de harina de arroz integral (150g)
  • una taza de harina de trigo sarraceno (150g)
  • 1 taza harina de harina de maíz integral y ecológica (150g)
  • 1 c.c. bicarbonato sódico
  • ½ c.c. levadura de pastelería ecológica
  • Para la cobertura: chocolate negro ecológico para fundir, mínimo 70% cacao

Elaboración

  • En un bol grande, batimos el aceite de coco derretido junto con el azúcar de coco, hasta que el azúcar quede disuelto por completo. Seguimos batiendo durante un par de minutos.
  • Añadimos la melaza de arroz y el huevo, junto con las especias y una pizca de sal marina.
  • A parte, mezclamos las harinas con el bicarbonato y la levadura. Vamos añadiendo poco a poco la harina a la mezcla líquida, mientras mezclamos. Llegará un momento en el que tendremos que trabajar la masa con las manos. Mezclamos todo, solo hasta que estén todos los ingredientes bien incorporados, no más.
  • Cubrimos la masa con un paño limpio y la dejamos reposar durante un par de horas en un lugar fresco y seco. Si lo deseas, en este punto puedes dejar la masa cubierta con papel de film en la nevera, hasta 5 días, antes de utilizarla.
  • Precalentamos el horno a 180ºC. Disponemos la masa sobre un papel de horno, cubrimos con un segundo papel y la estiramos bien con un rodillo, hasta que tenga un grosor uniforme de medio centímetro aproximadamente. Sacamos el segundo papel de encima y lo aprovechamos para cubrir una bandeja para horno. Cortamos las galletas de Navidad con los moldes especiales y, con una pequeña espátula, vamos sacando cada galleta y las disponemos en la bandeja que hemos preparado a parte.
  • Horneamos durante unos 10 minutos las piezas pequeñas y hasta 15 minutos las piezas más grandes, hasta que los bordes adquieran un bonito tono tostado. En función del horno, tardaremos más o menos, así que tenemos que prestar atención las primeras veces. Porque si las horneamos de más, quedarán demasiado duras.
  • Sacamos del horno y dejamos reposar hasta que estén a temperatura ambiente, antes de comerlas, para que así adquieran la consistencia final.
  • Podemos guardarlas en un lugar ventilado, fresco y seco, durante unos 5 días.

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Cortapastas de Navidad

Para darle forma a las galletas, nada mejor que un buen set de moldes o cortapastas con motivos navideños. Yo he utilizado estos, que puedes encontrar aquí en Amazon.

Batidor de varillas de silicona

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Rodillo ergonómico

Rodillo de amasar, de acabado profesional, fabricado en Francia con madera maciza de haya, sin tratar y antiadherente natural. Su diseño ergonómico lo hace fácil de usar e ideal para dar forma a nuestras galletas y a cualquier tipo de masa. 

Puedes encontrarlo en Amazon siguiendo este enlace.

Y, si te ha gustado la receta…

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Sopa de cebolla vegana

Con la llegada del frío, apetece encender los fuegos y preparar platos calentitos, de cuchara, de cocción lenta, reconfortantes y sabrosos. Hoy es el turno de la clásica sopa de cebolla, una sopa ideal para hacernos entrar en calor y aportarnos mucho confort, elaborada en su versión más saludable y vegana: nuestra sopa de cebolla vegana.

Esta receta, originaria de Francia y de hecho ya popular en varias zonas de Europa durante la época medieval, es una de las elaboraciones más tradicionales, sencillas y deliciosas que conozco. Es famosa en todo el mundo, y se elabora, sin ir más lejos, a partir de cebollas caramelizadas, fuego lento y tiempo.

Precisamente, la grandeza de esta receta se encuentra en el hecho de elevar a protagonista una de las verduras más populares y todo terreno que conocemos, la cebolla. Así pues, este plato sintetiza a la perfección uno de los valores que tanto me gusta transmitir en la cocina: el amor por lo sencillo, el amor por los ingredientes de toda la vida, que, elaborados con mimo y pasión, alimentan y nutren con sabiduría a toda la familia.

En la receta tradicional, se sofríen las cebollas en mantequilla y se dejan cocer en caldo de carne (normalmente de ternera) y vino blanco. Se espesa con harina blanca y se sirve con rebanadas de pan blanco tostadas y gratinadas con gruyere o emmental rallado.

Para nuestra sopa de cebolla vegana, utilizaremos aceite de oliva virgen extra en vez de mantequilla y la coceremos en agua (o caldo de verduras). Mantendremos el chorrito de vino blanco, utilizaremos un poquito de harina de arroz integral para espesar y añadiremos un toque de miso (opcional) al final para salar y darle nuestro toque probiótico. Para las tostadas, utilizaremos un pan de calidad, integral ecológico, y las gratinaremos con un toque de levadura nutricional.

Esta receta es una de las primeras que tuve el placer de cocinar cuando me mudé a Barcelona en mi periodo universitario. Y, de hecho, fue mi padre quien me supo transmitir, con gran esmero, el valor y técnica necesarios para elaborar esta reconfortante sopa de cebolla vegana, una gran fórmula que me sacó de mis primeros apuros en la cocina como estudiante recién independizada.

Siguiendo sus consejos, lo más importante para conseguir una sopa de cebolla deliciosa es dejar que la cebolla se caramelice por completo antes de añadir el agua y el resto de ingredientes y llevarla a ebullición. Como más tiempo dejemos a la cebolla pochar, más rica nos saldrá la sopa. No debemos tener prisa en este punto. Recordemos que el sabor que saque la propia cebolla será el sabor que obtendremos en nuestra sopa, así de simple. Por lo tanto, vamos a cocer lentamente la cebolla hasta que esté caramelizada por completo (mínimo 50 minutos) y así alcanzar el mejor sabor posible. Luego, añadiremos agua, dejaremos acabar de cocer, y le daremos el toque crujiente con unas tostadas gratinadas al horno.

Esta sopa de cebolla vegana, además, se nutre de las propiedades de la cebolla, que nos aportan un montón de beneficios:

 

  • Depurativa: es capaz de eliminar las toxinas que se producen en el estómago tras la digestión.
  • Cardiosaludable: previene el colesterol LDL (“malo”) y los triglicéridos.
  • Digestiva: bien cocida, alivia las digestiones pesadas, el estreñimiento y la flatulencia. En macrobiótica, se considera una de las verduras ideales para nutrir estómago, bazo y páncreas.
  • Diurética: ayuda a eliminar líquidos y a regular la circulación en piernas y casos de hipertensión.
  • Antiséptica: ideal frente a desajustes respiratorios y resfriados.
  • Antioxidante: contiene quercitina, un flavonoide con propiedades antiinflamatorias, antialérgicas y protectoras frente al cáncer.
  • Antidiabética: ayuda a reducir el nivel de azúcar en sangre en personas diabéticas.

[Si quieres más información sobre las propiedades y beneficios de la cebolla, te dejo con este artículo que puedes encontrar en la revista Cuerpo Mente, en el que me he basado para describir este apartado.]

Por todo esto, esta receta es una de mis recetas favoritas para otoño e invierno. Resulta calentita, nutritiva, clásica, y muy sencilla y económica. Y, de hecho, puedes incluso simplificarla más. Quedándote sólo con las cebollas, agua, sal y aove, te quedará una sopa igualmente deliciosa. Así de poderosa es la cebolla y el tiempo 😊

Te dejo a continuación con la receta de esta reconfortante sopa de cebolla vegana:

 

Ingredientes (para 3 personas)

  • 1 kg cebolla dulce (4 unidades grandes)
  • 3 c.s. AOVE
  • 1/3 vaso vino blanco (opcional)
  • 1 c.c. tomillo (opcional)
  • 1 c.s. harina de arroz integral ecológica
  • Una pizca de sal marina sin refinar
  • Una pizca de pimienta negra recién molida
  • 1 litro de agua
  • 2 c.p. mugi miso (o cualquier otro miso de intensidad media, opcional)
  • Para las tostadas: un par de rebanadas pequeñas por persona de pan integral ecológico (con o sin gluten, a voluntad), hasta 2 c.s. de levadura nutricional

 

Elaboración

  • En una olla con fondo grueso, pochamos las cebollas cortadas en juliana fina, con el aceite de oliva, a fuego lento, hasta que las cebollas estén caramelizadas (1 hora aproximadamente). Lo hacemos sin tapa, para permitir que se evapore el agua, y vamos mezclando cada pocos minutos, para que no se nos pegue.
  • Añadimos el vino blanco y dejamos que se evapore, dejando cocer 15 minutos más.
  • Salpimentamos. Debemos tener en cuenta que, si vamos a usar miso, en este paso debemos poner muy poquita sal, pues el miso ya es un condimento muy salado de por sí.
  • Añadimos el tomillo y la harina. Vamos mezclando y cocemos un par de minutos para que se dore ligeramente la harina, sin parar de remover, para que no se nos pegue.
  • Añadimos el agua poco a poco sin parar de mezclar. Papamos y subimos el fuego para que arranque a hervir la sopa y, una vez hirviendo, dejamos cocer a fuego bajo durante 30 minutos más.
  • Mientras, preparamos las rebanadas de pan: calentamos el horno a 170ºC e introducimos el pan a rebanadas en una bandeja. Dejamos cocer durante 15 minutos, hasta que estén bien tostadas.
  • Subimos al máximo el horno con la función gratinador. Añadimos la levadura nutricional por encima de las tostadas y doramos 5 minutos más.
  • Apagamos el fuego de nuestra sopa. En un vaso, mezclamos el miso con un par de cucharadas del caldo de nuestra sopa caliente. Una vez deshecho, introducimos el miso a la sopa y mezclamos bien.
  • Servimos en un cuenco nuestra sopa con unas tostadas por encima.

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Cuchillo de cerámica Kyocera

Para pelar y cortar las verduras, un buen cuchillo de cerámica es indispensable en mi cocina. Porque, además, no se desafilan y son más ligeros que los de acero.

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Ollas SKK para vitro y gas

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Distribuyen el calor rápida y uniformemente tanto en la base como en las paredes. Esto permite perfectos resultados en la cocción y mayor eficiencia energética.

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Cuchara de madera de olivo

Para remover las verduras, una cuchara de madera me resulta de lo más cómodo y orgánico. Por eso, es un básico en cualquier cocina.

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Y, si te ha gustado la receta de sopa de cebolla vegana…

Te recomiendo echar un vistazo a estas otras elaboraciones perfectas para entrar en calor:

 

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Carrot cake

Pastel de zanahoria en formato magdalenas o carrot cake muffins

El otoño ya está oficialmente aquí y con él, empieza la temporada de horno, especias y verduras dulces y de raíz 😊 Y qué mejor manera de celebrarlo que con estos deliciosos carrot cake servidos en porciones individuales al más puro estilo muffin.

El carrot cake o tarta de zanahoria es un postre típico de Estados Unidos que en los últimos años se ha popularizado enormemente por todo el territorio occidental. Y, por consiguiente, es uno de los pasteles que más juego aportan a la hora de ser adaptados a su versión healthy. Y es que, si echas un vistazo por Internet, verás que los hay en mil y una versiones: veganos, con o sin gluten, con horno, sin horno, crudis, con plátano, sin plátano, con avena, con coco, con harina integral de espelta, y un largo etcétera con el que no me voy a entretener ahora.

Para la versión de hoy, me apetecía una carrot cake con huevos (utilizo huevos ecológicos en mi cocina), y con harina de avena como única harina. La avena es un cereal muy reconstituyente y, junto con los huevos, aportan un extra de nutrición y energía a este postre, haciéndolo ideal como merienda, desayuno o snack para deportistas y personas que necesitan calentar y nutrir  tu cuerpo.

Si lo deseas vegano, puedes sustituir los huevos por la mezcla vegana de lino (1 cucharada de lino molido x 3 cucharadas de agua = 1 huevo) y puedes utilizar copos de avena y bebida de avena sin gluten si lo prefieres y/o necesitas para celíacos o intolerantes al gluten.

En la receta de hoy, he querido presentar el carrot cake en formato muffin, para obtener así unos bocaditos individuales o carrot cake muffins, muy apetecibles para servir cuando tenemos invitados. Si lo deseamos, podemos hornear tu pastel en un molde grande para tartas y cubrirlo luego con el frosting y así obtendremos el clásico pastel de zanahoria en el formato más tradicional. Aunque, en este caso, es más que probable que tengamos que ajustar el tiempo de cocción y dejarlo unos minutos más en el horno.

Este carrot cake me encanta porque:

 

  • Es nutritivo y saciante.
  • Realizamos en versión saludable una de las recetas más populares de postres norteamericanos. ¡Adoro hacer versiones healthy de clásicos de todo el mundo!
  • Está repleto de especias aromáticas y calientes como la canela, nuez moscada y jengibre, que combinan a la perfección con la zanahoria y las nueces.
  • Utilizamos una verdura en nuestros postres para aportar textura y dulzor natural (me encantan los pasteles con protagonistas como la calabaza, el boniato, el calabacín o la remolacha, ¡están riquísimos!).
  • No lleva azúcar refinado. En este caso, utilizamos un endulzante natural como el sirope de agave. Si lo deseas, puedes sustituirlo por tu endulzante favorito (ajustando de dulzor si fuera necesario).
  • No lleva ningún tipo de aceite, margarina ni mantequilla, lo que lo convierte en una tarta para nada aceitosa.
  • El frosting vegano no está elaborado con anacardos ni ningún otro fruto seco, a diferencia de la mayoría de frostings vegetales. El ingrediente principal aquí es yogur de soja. Y, el resultado, resulta cremoso, ligero y aromático.
  • Los trocitos de nueces aportan textura crujiente a una tarta que, gracias al yogur y las zanahorias, resulta cremosa, tierna y naturalmente dulce.
  • Puedes elaborar toda la receta en un momento gracias a una batidora potente, estilo Vitamix, y olvidarte así de ensuciar mil cuencos.

 

Te dejo con la receta de este delicioso carrot cake:


Ingredientes (para 9 raciones)


  • 250 g de zanahorias ralladas (unas 2 zanahorias grandes)
  • 3 huevos
  • ½ taza yogur de soja
  • ½ taza de sirope de agave
  • ¼ taza bebida de avena
  • 2 c.p. levadura eco de repostería
  • 2 c.p. canela molida
  • ½ c.c. nuez moscada
  • ½ c.c. jengibre molido
  • 2 tazas de harina de avena[1]
  • 1 taza de nueces


FROSTING DE YOGUR DE SOJA


  • 1 taza de yogur de soja natural y ecológico
  • Ralladura de 1 limón
  • 2 c.s. zumo de limón
  • 3 c.s. azúcar de coco
  • 1 c.s. aceite de coco
  • 1 c.p. harina de maíz eco


Elaboración


  • Primero preparamos la harina de avena. Podemos hacerlo a partir de copos de avena, que trituraremos en cualquier batidora de vaso medio potente. Yo utilizo la Vitamix y funciona de maravilla. Reservamos la harina aparte.
  • Precalentamos el horno a 180ºC. Preparamos los moldes, untando la superficie con un poco de aceite y enharinándolo todo con un poco de harina de avena. Sacamos el exceso de harina y reservamos.
  • Limpiamos las zanahorias y las ponemos a trozos grandes en el vaso de la batidora. Pulsamos durante unos segundos a velocidad media, para obtener nuestra “zanahoria rallada”. Si no dispones de una batidora de vaso, puedes rallar la zanahoria directamente con un rallador y disponerla en un bol grande.
  • Añadimos todos los ingredientes líquidos a la zanahoria (huevos, yogur, sirope y leche) y mezclamos bien. Si utilizamos batidora, mezclamos unos segundos a velocidad media. Si lo hacemos en un bol, mezclamos bien con las varillas.
  • Añadimos los ingredientes secos (levadura, canela, nuez moscada, jengibre y la harina que habíamos separado) y volvemos a mezclar, dejando que la batidora lo mezcle todo bien, pero sin que triture demasiado los trocitos de zanahoria.
  • Finalmente, añadimos las nueces y dejamos que se mezcle durante unos segundos más a media velocidad. Si hacemos la mezcla en un bol, tendremos que añadir las nueces ya picadas.
  • Añadimos la mezcla a los moldes, llenándolos solo hasta ¾ de su volumen. Horneamos entre 30 y 40 minutos, hasta que estén dorados por todos los bordes y su interior esté cocido. El tiempo de cocción variará mucho en función de tu horno y del tipo de molde que utilices (¡hay veces que tengo pasteles en el horno por más de 1 hora!).
  • Mientras tanto, preparamos el frosting de yogur y limón. En una cazuela pequeña, podemos todos los ingredientes para la cobertura: yogur de soja, la ralladura de limón, el jugo, el azúcar de coco, el aceite de coco y la harina de maíz ecológica.
  • Mezclamos bien con unas varillas y encendemos el fuego. Cocemos a fuego medio durante unos 5 minutos, removiendo muy a menudo, hasta que empiece a hervir y la harina de maíz espese el frosting. Apagamos y reservamos.
  • Cuando saquemos el carrot cake del horno, lo dejamos enfriar completamente. Lo desmoldamos y lo cubrimos con el frosting, dejando que caiga ligeramente por los costados. Decoramos con una nuez si se desea.
  • Podemos conservar los carrot cake en la nevera durante unos 4 días. Y poner el frosting en el momento de servir, así mantendremos mejor la textura de la tarta.



[1] Para conseguir tu harina de avena, sólo tenemos que moler previamente en la batidora la misma cantidad de copos de avena.

Para esta receta, te puede interesar…

Espátula de silicona

Cuando quiero aprovechar toda la masa del bol o de la batidora, me encanta utilizar una buena espátula de silicona, libre de tóxicos.

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Vitamix Ascent 2500i

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Molde de silicona

El molde perfecto si lo que quieres es hornear tu carrot cake al estilo tradicional. Te enlazo a este de silicona platino, de la marca Lurch, que da muy buen resultado. Lo puedes encontrar en Conasi aquí. Y recuerda que tienes un 5% de descuento con el código CNS-NATURALMENTE.

Y, si te ha gustado la receta…

Te animo a que le eches un vistazo a estos deliciosos bizcochos y/o tartas con las que se te hará la boca agua de la manera más saludable:

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Crema de espárragos

Hoy quiero compartir contigo una súper receta con la que te vas a empapar de todo el sabor de la primavera: la crema de espárragos. Es una elaboración fácil y rápida, de color verde intenso, con un toque depurativo y que a la vez resulta reconfortante, por servirse en crema calentita. Si lo prefieres, también puedes tomarla fría, está igualmente deliciosa.

El espárrago es una verdura muy mediterránea y muy interesante a nivel terapéutico, pues además de ser muy rica en vitaminas y minerales, facilita la eliminación de líquidos por sus propiedades diuréticas, regula el tránsito intestinal (es muy rica en fibra), es depurativa y favorece nuestro sistema inmune.

Me encanta tomar los espárragos en crema porque:

 

  • Es una manera muy sabrosa de incorporar esta verdura verde y de darle el protagonismo que se merece. ¡Pura celebración de la primavera!
  • Al ser una verdura de rápida cocción, es una crema que tienes lista en 20 minutos.
  • Es una receta vegana (100% vegetal), y muy ligera y saludable.
  • Los espárragos conservan muy bien sus nutrientes pues le damos una cocción muy corta.
  • Resulta una base muy interesante para una cena deliciosa. La puedes acompañar con un huevo ecológico poché y consigues un maridaje perfecto.
  • Para prepararla, sólo necesitas una buena batidora, una cazuela y 3 ingredientes básicos (además de los aliños típicos y poquito de limón y menta, si lo deseas).
  • Con el método que te enseño, no vas a necesitar nata ni leche para darle sabor ni textura a tu crema de espárragos. Salteando primero las cebollas y añadiendo un poco de calabacín, vamos a obtener un resultado cremoso y aterciopelado que te va a conquistar.

Si quieres descubrir todos los trucos para conseguir una crema de verduras perfecta, te enlazo a la entrada de mi crema de coliflor y champiñones, donde vas a encontrar el paso a paso detallado y un montón de consejos y recursos para unas cremas de rechupete.

Te dejo con la receta:

 

CREMA DE ESPÁRRAGOS

Ingredientes (para 2 personas)

 

  • 1 cebolla
  • 1 manojo de espárragos – 25 unidades (250 g con los tallos fuera)
  • ½ calabacín, ecológico y con piel (100 g)
  • 1 y ½ vaso de agua
  • 1 c.c. sal marina
  • 5 hojas de menta (opcional)
  • Una pizca de pimienta negra recién molida
  • Un chorrito de AOVE
  • Un chorrito de vinagre de manzana o zumo de limón

 

Elaboración

 

  • Pelamos la cebolla y la cortamos en juliana. En una cazuela, la salteamos durante 10 minutos, a fuego medio, sin tapa y con un chorrito de AOVE.
  • Añadimos el agua, la sal, tapamos, subimos a fuego fuerte y dejamos que rompa a hervir.
  • Mientras tanto, limpiamos el calabacín y los espárragos. Con un pelador, pelamos las puntas de los espárragos, que guardaremos para la decoración. Calcula que tendremos suficiente con las puntas de la mitad de los espárragos. Reservamos nuestros “tallarines” de espárrago en un bol con un chorrito de vinagre de manzana o zumo de limón. Los dejamos marinando.
  • Cortamos el calabacín y los espárragos que nos quedan a trozos medianos. Los añadimos a la cazuela cuando ya esté todo hirviendo y dejamos cocer durante 5 minutos. Apagamos el fuego, añadimos las hojas de menta y la pimienta. Trituramos con una batidora potente.
  • Servimos en plato hondo con los tallarines de espárragos en un montoncito en el centro, a modo de decoración.

 

 

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Vitamix Ascent 2500i

La auténtica responsable de que la crema de espárragos quede tan fina que ¡hasta hace burbujitas! La Vitamix es una batidora perfecta para triturar todo lo que se te antoje, ideal para la receta de hoy, porque no hay hilo de espárrago que se te resista. Es la batidora, con diferencia, que más finos deja los batidos y las cremas 😉 Puedes encontrarla en Conasi aquí.

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Tabla de madera de bambú

Para cortar la cebolla, calabacín y espárragos, una tabla de madera me resulta de lo más cómodo y orgánico. Por eso, es un básico en mi cocina 😉

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Ollas SKK para vitro y gas

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Y, si te ha gustado esta crema de espárragos…

Te animo a echar un vistazo a estas cremas y sopas de origen 100% vegetal, deliciosas y saludables con las que hacerte la boca agua:

 

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Bizcocho de yogur

Hacía un montón de tiempo que quería compartir contigo una receta de bizcocho de yogur casero. Y, aunque tengo un montón de ideas para bizcochos, hoy he querido ir a por el clásico, a por la cocina de mi madre, de mi abuela, y traerte esta versión saludable del bizcocho de yogur de toda la vida.

En nuestra casa, seguimos una receta que es famosísima en la tierra de mi madre, en les Terres de l’Ebre (y, de hecho, en varias zonas de Tarragona), y que se conoce con el nombre de “coc ràpid”. Se trata del típico bizcocho elaborado con la medida de un yogur de 125 ml, que nos sirve para calcular la cantidad del resto de ingredientes.

 

Si tengo que serte sincera, desde que hicimos el cambio de alimentación en nuestra casa (allí por el año 2011), esta versión de bizcocho había quedado bastante olvidada. En parte porque quería experimentar con otras opciones, en parte porque no quería utilizar ingredientes refinados. Pero tengo que reconocer que le tengo especial cariño a esta receta, y era evidente que, tarde o temprano, iba a mejorarla con ingredientes más interesantes y encontrar así una opción saludable del bizcocho tradicional de toda la vida.

Y hoy ha llegado el gran día 😊 La receta que te traigo no lleva lácteos, ya que he preferido introducir yogur de soja ecológico natural, sin aditivos ni azúcar. Tampoco lleva gluten, pues he utilizado harina de maíz integral ecológica, que me encanta cómo combina con el yogur. Y, en cuanto al azúcar, he querido sustituir el azúcar refinado por azúcar de coco ecológico, que tiene un índice glucémico muy bajo y nos aporta la textura de “azúcar” que nos interesa para esta receta.

Sí que he mantenido los huevos, de origen ecológico, pues le dan color y textura al bizcocho. Si quieres optar por una versión vegana, puedes cambiar cada huevo por la mezcla de “huevo” de 1 cucharada de chía por 3 cucharadas de agua.

 

Así pues, este es un bizcocho saludable sin gluten, sin azúcar y sin lácteos. CON huevos ecológicos, harina de maíz, yogur de soja y, con el toque final de pera, canela y limón.

En la versión tradicional, normalmente se usan 2 medidas de azúcar. Aunque, como que lo encuentro demasiado dulce (incluso cambiando el azúcar blanco por azúcar de coco), yo prefiero añadir sólo una medida de azúcar de coco. El resultado no resulta casi dulce, de hecho ¡es demasiado poco dulce! Pero a mí me gusta así. Primero, porque es más sano. Y, segundo, porque me aprovecho del dulzor de la pera y del chorrito de melaza de arroz por encima, que le echo en el último momento, antes de salir del horno. Y, con estos toques, el resultado es perfecto. Sin embargo, si no vas a utilizar ninguna fruta como topping o la melaza, te recomiendo que ajustes la cantidad de azúcar y la subas a una medida y ½.

 

Lo mejor de este bizcocho de yogur es que:

 

  • Es súper fácil de hacer, no tienes que andar pesando con la báscula ni nada.
  • Es súper rápido de preparar, pues en el tiempo que se te calienta el horno ya lo tienes listo.
  • Resulta esponjoso y tierno.
  • No se deshace. Lo bueno de utilizar huevos en la repostería sin gluten es que, como actúan de aglutinante, te dejan un resultado cohesionado y con una textura inmejorable. Así, ni te enteras de que es un bizcocho sin gluten.
  • Lleva harina de maíz, que combina a la perfección con el yogur de soja.
  • Nos aprovechamos del dulzor natural de la fruta. En este caso la pera. Que marida súper bien con el limón y la canela. También me encanta usar manzana y, los arándanos, que simplemente quedan de vicio en esta receta.
  • Puedes guardarlo en la nevera hasta 5 días (aunque no creo que te puedas resistir durante tanto tiempo, jeje).
  • Es clásico, nunca falla y es perfecto como merienda, desayuno o postre. Sirve como básico para toda la familia y podemos comerlo en multitud de ocasiones.
  • Podemos versionarlo como más nos guste. Podemos cambiar la harina de maíz por otras que tengamos en casa (de espelta integral, de arroz integral o de trigo sarraceno, por ejemplo), podemos cambiar la pera por la fruta que más nos apetezca e incluso realizar su versión vegana (con semillas de chía, como te he comentado antes).

 

Te dejo con la receta de este delicioso bizcocho de yogur casero:

 

Ingredientes para el bizcocho de yogur (para unas 8 raciones)

 

  • 3 huevos ecológicos
  • 1 medida de azúcar de coco
  • 1 yogur de soja ecológico natural, sin azúcares añadidos
  • Ralladura de 1 limón
  • 1 medida de AOVE
  • 3 medidas de harina de maíz integral ecológica
  • 2 c.c. canela molida
  • 1 c.p. levadura de repostería ecológica (8 g)
  • 1 pera (o manzana, arándanos o fruta de tu gusto)
  • 2 c.s. melaza de arroz o tu endulzante líquido saludable favorito

 

Elaboración

 

  • Encendemos el horno a 180ºC.
  • En un bol, echamos las claras y las batimos hasta dejarlas a punto de nieve.
  • Añadimos el azúcar de coco y las yemas. Mezclamos bien con las varillas.
  • Incorporamos el yogur, la ralladura de limón y el aceite. Seguimos mezclando.
  • A continuación, añadimos los sólidos: la harina de maíz, a tandas, la canela y la levadura. Mezclamos bien hasta que quede una masa homogénea y cremosa.
  • Untamos un molde con aceite y harina. Echamos toda la masa en el molde, ayudándonos con la lengua para aprovecharlo todo.
  • Pelamos la pera, la cortamos a juliana fina y la distribuimos encima del bizcocho.
  • Horneamos entre 45 y 60 minutos, en función de la potencia de nuestro horno. Cuando le falten unos 10 minutos, lo sacamos del horno y lo untamos con la melaza de arroz, así le daremos un toque caramelizado en la superficie. Volvemos a meter el bizcocho en el horno y dejamos que se acabe de cocer los minutos que le falte. Sabremos que está listo al pinchar con un tenedor y que nos salga limpio.

 

Para esta receta, te puede interesar…

 

Espátula de silicona

Para aprovechar toda la masa del bol, me encanta utilizar una buena espátula de silicona, libre de tóxicos.

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Varillas de silicona

Este batidor de varillas de silicona platino, de la marca Lurch, es una gran opción, porque el material es seguro, y es muy cómodo de usar y limpiar. Lo puedes encontrar en Conasi aquí y tendrás un 5% de descuento con el código CNS-NATURALMENTE.

Molde

Un buen molde de 30 cm, de Ballarini. Para esta receta es perfecto, ni demasiado grande, ni demasiado pequeño. Te dejo aquí el enlace para encontrarlo en Zwilling.

 

Y, si te ha gustado este bizcocho de yogur…

¿Quieres más ideas de tartas, pasteles y bizcochos saludables, sin azúcar refinado y muy muy deliciosos?

 

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Ensalada de fresas y judías verdes

Llega la primavera y, con ella, las frutas y verduras de temporada que nos hacen revitalizar y empaparnos de la energía de la nueva estación. Fresas, judías verdes, rabanitos, apio y aromáticas como la menta son algunos de mis ingredientes favoritos en estas fechas y ¿qué mejor manera para darles homenaje que elaborar una receta primaveral con ellos? Hoy me he puesto manos a la obra para compartir contigo esta deliciosa ensalada de fresas, judías verdes y rabanitos, con un aliño de limón, apio y menta que te va a encantar.

Esta es, sin duda, una de mis ensaladas favoritas para la primavera y principios de verano. Introducir las fresas en un plato salado quizás te podrá parecer un poco extraño si nunca lo has probado antes. Pero te aseguro que, con el maridaje correcto, las fresas adquieren un protagonismo espectacular en este tipo de ensaladas. Y es que combinan a la perfección con judías verdes, rabanitos, nueces, almendras, semillas de calabaza, espinacas, rúcula, espárragos, vinagre de Módena, cítricos, etc.

Para la ensalada de hoy, por supuesto, he tenido que acotar elementos y centrarme en sólo unos cuantos. Pero, por ejemplo, podrías cambiar las judías por espárragos, las semillas de calabaza por nueces o almendras, o la lechuga Maravilla por espinacas o rúcula. La receta también quedaría riquísima con una vinagreta a base de vinagre balsámico de Módena y mostaza.

 

La versión que te propongo es atrevida, fresca y saludable. Y me encanta porque:

  • Es vegana,
  • Tiene propiedades depurativas,
  • Resulta ácida y aromática,
  • Contrasta los sabores y aúna salados, ácidos, picantes y dulces naturales,
  • Es muy fácil y rápida de elaborar,
  • Puedes guardar el aliño durante días en la nevera y echarlo en la ensalada cuando vayas a comer.

En cuanto a la fresa, quiero recomendarte que la compres de producción ecológica. Pues, al no poder evitar la piel y tener una superficie tan porosa, las fresas de cultivo convencional absorben más plaguicidas y pesticidas. Resulta muy interesante porque es una excelente fuente de vitaminas y minerales (hierro, magnesio, Vitamina C, K y ácido fólico), resulta depurativa y su aporte calórico es muy bajo.

También especialmente depurativos son los rabanitos, que destacan por su poder diurético, antioxidante y fortalecedor del sistema inmunitario. Y, en cuanto a las judías tiernas o verdes, cabe destacar que cuentan con un gran aporte de fibra, son ricas en vitaminas, ayudan a adelgazar y a eliminar la retención de líquidos, entre otras propiedades.

 

 

¿Cómo cocinar las judías verdes?

Para esta receta, he querido cocer las judías verdes en un hervido corto. El proceso es importante, porque si lo hacemos correctamente, mantendremos más vitaminas, la textura crujiente y un color verde intenso. De hecho, el hervido corto y el vapor son los dos estilos de cocción que más vitaminas y minerales mantienen (dentro de los estilos con llama, por supuesto).

Para cocinarlas, tenemos que llevar a ebullición una cazuela con abundante agua salada (es importante usar sal marina sin refinar). Mientras se calienta, limpiamos las judías, les quitamos las puntas y las cortamos por la mitad. Una vez el agua esté hirviendo a borbotones, echamos las judías a la cazuela y dejamos que hiervan vivamente durante 3 minutos máximo. Escurrimos y pasamos por agua fría, para que dejen de cocinarse.

 

Trucos:

 

  • Hervir judías verdes es como hervir pasta. Necesitas mucha agua en comparación con la cantidad de pasta/judías que vas a incorporar. No escatimes en este punto. Si las cocemos en poca agua, cuando las echemos, vamos a cortar la ebullición durante un tiempo y eso va a hacer que se nos vayan más vitaminas al agua.
  • Ponle sal al agua. Así, la judía mantiene más sus nutrientes y no se los da al agua.
  • Si estás haciendo poca cantidad y vas a comerlas al momento y calientes, puedes prescindir de cortar la ebullición con agua fría. Escúrrelas y sírvelas directamente en el plato, bien esparcidas.

 

 

Te dejo con la receta, para que la disfrutes:

 

Ingredientes ensalada de fresas (para 4 personas)

 

  • 8 tazas de hojas de ensalada. Yo he usado 200 g de lechuga Maravilla, que estaba preciosa en el mercado). Le queda de vicio también las espinacas o rúcula.
  • 6 fresas
  • 3 rabanitos
  • 100 g judía verde
  • 2 c.s. semillas de calabaza
  • Para el aliño de limón y apio: 10 cm apio fresco cortado a juliana fina, 3 c.s. zumo de limón, 6 hojas de menta, ½ c.c. sal marina, 7 c.s. AOVE, 1 c.s. uvas pasas, una pizca de pimienta negra recién molida.

 

Elaboración

 

  • Limpiamos todas las hojas verdes, judías, fresas, apio y rabanitos.
  • En una cazuela con abundante agua hirviendo y una pizca de sal marina, hervimos las judías verdes, cortadas por la mitad longitudinalmente, durante 3 minutos. Escurrimos y pasamos por agua fría.
  • Preparamos el aliño. Ponemos todos los ingredientes en un recipiente alto y trituramos con la ayuda de la batidora de brazo. Reservamos.
  • En un bol, introducimos todos los ingredientes de la ensalada: la lechuga de base (a mí me gusta cortarla un poco con las manos), las fresas laminadas, los rabanitos laminados también, la judía verde y las semillas de calabaza. Mezclamos un poco y servimos con el aliño.

 

 

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Batidora Bamix Classic

Una batidora de vaso tipo Bamix. Las batidoras de vaso son perfectas cuando necesitas preparar cantidades pequeñas: salsas, vinagretas, mayonesas… Y para el aliño de la ensalada de fresas, es ideal.

La batidora Bamix Classic es muy interesante porque el acero inoxidable usado es de la mejor calidad y, además, te aseguran que se trata de un producto de gran calidad y que te va a durar años. Te dejo el enlace aquí para encontrarla en Conasi y recuerda que, por venir de mi parte, tienes un descuento del 5% en todas tus compras utilizando el código CNS-NATURALMENTE.

Centrifugador de lechuga de acero inoxidable

Un centrifugador de lechuga es de lo más útil para dejar secas las hojas de lechuga y otras verduras, después de lavarlas. Este de Conasi que te enlazo aquí está fabricado con acero inoxidable y materiales libres de BPA y tiene una manivela para activar el mecanismo.

Set mezclador para ensalada de madera de olivo

Esta cuchara y tenedor son de madera ecológica de olivo, cuidadosamente elaborados y con un acabado precioso. Perfectas para tus ensaladas y para servir un montón de platos. Aquí te enlazo a este set en Conasi. Tienes un descuento del 5% con el código CNS-NATURALMENTE.

Y, si te ha gustado esta ensalada de fresas…

Aquí te dejo con más ideas para ensaladas y aliños:

 

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Hummus tradicional y variantes

Ay el hummus… ¡cuántos placeres me ha regalado desde que le conocí! Untable perfecto para desayunos, comidas, meriendas y cenas, para compartir y para disfrutar en solitario, el hummus es uno de los patés vegetales más populares y versátiles, y con razón. Está delicioso, es cremoso, con ese punto ácido, sólo lleva ingredientes de origen vegetal y es una manera muy saludable de introducir las legumbres en nuestra alimentación.

Elaborado a partir de garbanzos como elemento principal, el hummus es original del antiguo Egipto y se extendió como plato tradicional en toda la zona de Oriente Medio y la mediterránea oriental. Durante los últimos años, esta crema de garbanzos se ha popularizado tanto que incluso se vende envasado en los supermercados y ha perdido ese toque exótico para convertirse en un acompañamiento de lo más cotidiano y en uno de los básicos más básicos en todo tipo de dietas veganas, vegetarianas y healthy.

Para responder a la pregunta ¿cómo hacer hummus casero?, hoy te traigo la receta clásica de hummus, el hummus tradicional, junto con dos de mis variantes favoritas: el hummus de remolacha y el hummus de zanahoria.

Para la receta tradicional, los ingredientes básicos son los garbanzos, el tahini (que puedes elaborar por ti mism@ siguiendo este enlace), el limón y el ajo. También me gusta añadirle algún condimento extra como comino, perejil y pimentón dulce, que le dan un toque más aromático. Si no tienes tahini en casa o no puedes elaborarlo, no te preocupes. Te recomiendo que cambies la cucharada de tahini por la misma cantidad en semillas de sésamo y, al triturar, te quedes un ratito más.

Para el hummus de zanahoria, la elaboración es muy parecida a la anterior. Realizamos el mismo procedimiento, pero le añadimos zanahoria cocida y un punto de cúrcuma. Así será aún más naranja y potenciaremos su efecto antiinflamatorio.

Y, si lo que quieres es darle un aire más intenso y rojizo y te van los sabores más terrosos, con el hummus de remolacha vas a triunfar. En la receta, verás que le he cambiado el tahini por cacahuetes tostados, combinan súper bien con la remolacha y con el limón. Esta variante, además, lleva ralladura de limón, para potenciar el sabor de la remolacha. Sin duda, los cacahuetes le aportan un toque bastante atrevido y para nada tradicional (puristas, abstenerse). Aunque si lo prefieres, los puedes cambiar por el tahini tradicional.

 

¿Cómo elaborar un buen hummus?

Para empezar a elaborar cualquier hummus, lo que necesitarás son unos buenos garbanzos cocidos. Puedes cocerlos por tú mism@ o comprarlos ya cocinados. A mí me gusta cocinar las legumbres en casa, pero también tenemos algún bote de garbanzos para el día que vamos con prisas. Para cocer los garbanzos, sólo tenemos que dejarlos a remojo toda la noche. A la mañana siguiente, escurrimos el agua y cocemos con agua nueva abundante y una hojita de laurel y/o un trocito de alga kombu, a fuego medio-bajo, hasta que estén tiernos (hasta 2 horas). Desespumamos al principio y añadimos la sal al final de la cocción, durante los últimos 10 minutos.

Una vez tenemos los garbanzos, los ponemos en el vaso de la batidora junto con los demás ingredientes (excepto el agua) y lo trituramos bien, hasta que se nos enganche. Añadimos el agua poco a poco en función de la textura que más nos guste, triturando todo el rato, hasta obtener una crema fina, suave y homogénea.

¿Cómo puedo versionar el hummus?

Lo mejor de todo es que podemos hacer hummus de lo que nos apetezca. Tenemos la receta básica y a partir de aquí podemos jugar añadiendo los ingredientes que tengamos en casa: aceitunas, tomate deshidratado, alcachofas cocidas, aguacate, espinacas crudas, curry, boniato, calabaza, pimento rojo o berenjena asados… También podemos cambiar la base, los garbanzos, por otras legumbres, como por ejemplo las lentejas, los guisantes, los azukis o las alubias blancas.

¿Con qué lo acompaño?

Además, la receta de hummus es súper fácil y rápida, la puedes aprovechar para un montón de ocasiones y le va a encantar a toda la familia.

Podemos acompañar el hummus con crudités de verduras (palitos de zanahoria, calabacín, apio o pepino, por ejemplo), con nachos (los de la foto los compramos ecológicos), con crackers o con palitos integrales. Podemos utilizarlo para untar en las tostadas del desayuno (elaboradas con un buen pan, como este pan de trigo sarraceno), en el bocadillo de los peques o en tortitas de maíz o de arroz. Incluso podemos usarlo para acompañar casi cualquier plato principal, o para dar el toque completo a falafels y panes de pita.

Te dejo con las recetas, para que las disfrutes:

 

 

HUMMUS TRADICIONAL

 

Ingredientes

 

  • 1 vaso de garbanzos cocidos
  • 1 c.s. tahini
  • 2 c.s. zumo de limón
  • 1 c.c. comino molido
  • Un puñadito de perejil fresco picado
  • 2 c.s. AOVE
  • ½ diente de ajo
  • ½ c.c. pimentón dulce
  • Una pizca de sal marina
  • agua de la cocción de los garbanzos o agua mineral

 

Elaboración

 

  • Ponemos todos los ingredientes, excepto el agua, en un recipiente apto para batidora de brazo o en una batidora de vaso pequeña. Trituramos primero y, una vez se nos enganche a las paredes, vamos incorporando poco a poco el agua hasta obtener la consistencia deseada.
  • Servimos con unos garbanzos cocidos, una pizca de pimentón y un chorrito de aceite de oliva.

 

 

HUMMUS DE ZANAHORIA

 

Ingredientes

 

  • 1 vaso de garbanzos cocidos
  • 2 zanahorias pequeñas o 1 grande, cocidas durante 15 minutos
  • 1 c.s. tahini
  • 3 c.s. zumo de limón
  • 1 c.c. comino molido
  • 1 c.c. cúrcuma molida
  • 2 c.s. AOVE
  • ½ diente de ajo
  • ½ c.c. pimentón dulce
  • Una pizca de sal marina
  • agua de la cocción de los garbanzos o agua mineral

 

Elaboración

 

  • Ponemos todos los ingredientes, excepto el agua, en un recipiente apto para batidora de brazo o en una batidora de vaso pequeña. Trituramos primero y, una vez se nos enganche a las paredes, vamos incorporando poco a poco el agua hasta obtener la consistencia deseada.
  • Servimos con unas hojitas de perejil, un poco de cúrcuma espolvoreada y un chorrito de aceite de oliva.

 

 

HUMMUS DE REMOLACHA

 

Ingredientes

 

  • 1 vaso de garbanzos cocidos
  • ¼ remolacha cruda rallada (aunque si lo prefieres, puedes cocerla)
  • 1 c.s. cacahuetes tostados
  • 3 c.s. zumo de limón
  • 1 c.c. ralladura de limón
  • 1 c.c. comino molido
  • 2 c.s. AOVE
  • ½ diente de ajo
  • ½ c.c. pimentón dulce
  • Una pizca de sal marina
  • agua de la cocción de los garbanzos o agua mineral

 

Elaboración

 

  • Ponemos todos los ingredientes, excepto el agua, en un recipiente apto para batidora de brazo o en una batidora de vaso pequeña. Trituramos primero y, una vez se nos enganche a las paredes, vamos incorporando poco a poco el agua hasta obtener la consistencia deseada.
  • Servimos con una pizca de ralladura de limón y un chorrito de aceite de oliva.

 

 

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